Comunidad y Estado dicen ni un paso atrás en la protección del derecho a la salud cuando más se necesita.
- En el Día Mundial Sin Tabaco y por primera vez en Colombia, una organización nace por parte del estado y la comunidad para hacer control de tabaco y proteger
el derecho a la salud. - 95 colombianos mueren al día, la industria tabacalera pierde sus consumidores y dirige sus estrategias a las nuevas generaciones a través de productos que
aparentan ser de bajo riesgo. - Nunca ha sido tan importante dejar de fumar y proteger a las nuevas generaciones de las tácticas de la industria tabacalera para promover el consumo
de cigarrillos electrónicos y vapeadores durante la pandemia de COVID 19. El consumo de tabaco y/o cualquiera de sus derivados puede producir
complicaciones pulmonares y la posibilidad de transmisión del virus Covid 19.
Bogotá, mayo de 2020. En el marco del día mundial sin tabaco, el Ministerio de Salud, el Instituto Nacional de Cancerología, la Fundación Anaás y la Liga Colombiana Contra el Cáncer, unen esfuerzos para defender los avances que se han logrado hasta el momento en materia de regulación de tabaco y para proteger a las nuevas generaciones que hoy son el blanco de una industria que ha cobrado la vida de 95 Colombianos al día, y 8 millones de personas en el mundo.
Es necesario proteger el derecho a la salud de manera efectiva, con metas alcanzables, asegura Lorena Calderón, funcionaria de la subdirección de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social.
Desde 2008, año en que Colombia se hizo parte del Convenio “Marco para el Control de Tabaco” (único tratado internacional de salud pública) ha logrado avances progresivos para frenar la epidemia de tabaquismo gracias a dos medidas que surgen por los compromisos adquiridos en virtud de este convenio. En primer lugar la Ley de control de tabaco (Ley 1335 de 2009) que adoptó los ambientes libres de humo, la prohibición total a la publicidad de productos de tabaco y el control al uso de mensajes engañosos en las cajetillas, entre otras medidas. En segundo lugar, el mayor aumento histórico del impuesto al consumo de productos de tabaco con la ley 1819 de 2016, algo inédito en un país que aún con este ajuste mantiene un precio de la cajetilla de cigarrillos inferior al promedio de la región.
Los resultados son evidentes: una reducción en la población fumadora, los fumadores actuales consumen menos cigarrillos y empiezan a pensar más seriamente en dejar de fumar y los recaudos por impuesto al consumo de cigarrillos han llegado a un récord de 1.4 billones de pesos en 2019.
Una nueva generación en la mira del tabaco
No obstante, la industria se ha adaptado a este nuevo entorno y ahora tanto tabacaleras como otras empresas ofrecen nuevas formas de consumo de nicotina, los llamados vapeadores, o cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco calentado dirigidos a una nueva generación de consumidores, tal como lo expone la Organización Mundial de la Salud en la campaña del Día Mundial Sin Tabaco 2020: Una industria que mata a 8 millones de personas al año tiene que buscar nuevos clientes o consumidores.
En el fondo, el negocio no ha cambiado: llegar a consumidores muy jóvenes, en su mayor parte menores de edad, para hacerlos adictos y lucrarse de los enormes márgenes que ofrece la venta de estos productos. Tampoco es novedad la táctica de distorsionar la información acerca del daño que pueden causar estos productos, presentándolos como dispositivos de bajo riesgo o como una opción para dejar de fumar.
Los cigarrillos electrónicos han ganado terreno en Colombia. Las encuestas en universitarios y en población escolar indican que en 2016 al menos 300,000 jóvenes estaban experimentando con estos productos y la evidencia disponible indica que la mayoría de los cigarrillos electrónicos contiene sustancias tóxicas, algunas de ellas cancerígenas.
La oportunidad perdida.
El Congreso perdió una oportunidad de oro para volver a aumentar el impuesto al consumo de $2.430 pesos por cajetilla a $6.000 pesos. Las lecciones de los últimos tres años, luego de la reforma de 2016 muestran sin lugar a dudas que esta es una medida exitosa, tanto para reducir el consumo en jóvenes como para aumentar los recaudos, así lo afirma Blanca Llorente, investigadora y directora de la Fundación Anaás.
19 miembros de la comisión tercera de La Cámara de Representantes fueron ciegos a la evidencia y sordos a las recomendaciones de expertos y del mismo Ministerio de Salud, que dio su aval al Proyecto 166 de 2019. Por el contrario, aceptaron los argumentos de la Federación Nacional de Departamentos, una organización que en la misma sesión de la comisión admitió tener un conflicto de interés por recibir fondos de la Philip Morris y que solicitó archivar el proyecto.
La reforma a la Ley 1335 de 2009, ley de control de tabaco.
Algunos representantes han presentado propuestas que debilitan la regulación actual y por tanto abren la puerta a un crecimiento del consumo de nicotina en todas sus formas presentando los cigarrillos electrónicos y vapeadores como dispositivos de bajo riesgo, en oposición a las recomendaciones del Ministerio de Salud y de la Organización Mundial de la Salud.
La humanidad no se puede permitir otra vez, una generación con enfermedades asociadas al consumo de tabaco como el cáncer, la diabetes y enfermedades cardiovasculares. El Director Médico de la Liga Colombiana Contra el Cáncer, el Dr. Carlos Castro advierte ¨Un tsunami de muertes por cáncer se espera para el 2030 y es necesario actuar inmediatamente sobre los factores de riesgo, la invitación para las nuevas generaciones es a no caer en una relación tóxica con el tabaco y la nicotina en ninguna de sus presentaciones¨
Por su parte, el Instituto Nacional de Cancerología afirma que existe evidencia cada vez mayor de que adolescentes que nunca han fumado, cuando usan estos dispositivos por lo menos duplican el riesgo de iniciar el consumo de cigarrillos más tarde. La nicotina puede acarrear daños permanentes en el desarrollo de su cerebro, el papel de las instituciones de salud es justamente protegerlos de este tipo de promociones, nuevos sabores y colores, que afectan directamente su salud pulmonar.
Nunca antes fue tan importante dejar de fumar. Relación Tabaquismo Covid 19.
Es importante advertir a las personas que fuman y a los usuarios de substancias inhaladas (como cigarrillos electrónicos o también llamados vapeadores) que tienen mayor riesgo de infección por COVID-19, debido a que el humo del tabaco deteriora los mecanismos de defensa del aparato respiratorio y produce inflamación. Dichas alteraciones favorecen la aparición de infecciones respiratorias bacterianas o virales y podrían explicar por qué las personas que fuman presentan una mayor incidencia y gravedad de las infecciones respiratorias, como tuberculosis, neumonía por neumococo, gripe y resfriado común.
En pacientes chinos diagnosticados con neumonía asociada a COVID-19, las probabilidades de progresión de la enfermedad (incluso la muerte) fueron 14 veces mayores entre las personas con antecedentes de tabaquismo comparado con los que no fumaron. Al evaluar la gravedad, los porcentajes más altos se evidenciaron en fumadores activos y estos fueron los que más requirieron vigilancia en cuidado intensivo (UCI), y presentaron mayor mortalidad. De otra parte, la acción de fumar mantiene activo el contacto entre los dedos, la boca y la cara, exposición continua a la saliva que podría aumentar la posibilidad de transmisión del virus de la mano a la boca.
Por esta razón el próximo viernes 29 de mayo el Ministerio de Salud y Protección Social, el Instituto Nacional de Cancerología, La Liga Colombiana Contra el Cáncer y la Fundación Anaás levantan su voz e invitan a todos los colombianos a ser partícipes de una gran alianza para el control integral del tabaco en Colombia en un webinar a las 11 am.