El Melanoma cutáneo es un tipo de cáncer de la piel que se origina en los melanocitos, células que son las responsables del color de la piel; aunque es el tumor canceroso de la piel menos frecuente (representa un 4% de todos los tumores cutáneos), es el responsable del 80% de las muertes por cáncer de piel. Cuando este tumor se diagnostica en estados tempranos y se trata de manera apropiada tiene buen pronóstico, más del 95% de los pacientes sobreviven a los 5 años; en cambio cuando este tumor se diagnostica y maneja en estados avanzados tan solo menos de un 20% de los pacientes sobreviven a los 5 años.
El número de casos tanto a nivel mundial como en nuestro país ha venido en aumento en las últimas décadas, se calcula que en el mundo se presentan más de 200.000 casos nuevos al año; en solo USA en el año 2.014 se informaron 76.100 casos nuevos, con una mortalidad de 9.710 pacientes por esta causa; en Australia en el 2.012 hubo 12.000 casos nuevos; en Colombia de acuerdo a la cuenta de alto costo para el año 2.018 se reportaron 538 casos y en el Instituto Nacional de Cancerología durante el año de 2.017 fueron atendidos 119 casos nuevos según el anuario estadístico de esta institución. Aunque es evidente el incremento de casos nuevos por año, la mortalidad en Europa, USA y Australia se ha estabilizado debido a los diagnósticos en estados más tempranos, accesibilidad a los servicios de salud y nuevos tratamientos emergentes. Hecho que lamentablemente no sucede en nuestro país ya que la mayoría de nuestros pacientes llegan en estados avanzados y los diagnósticos tempranos son la minoría.
Generalmente el melanoma se presenta inicialmente como una mancha de color oscuro en la mayoría de los casos o como una bolita que puede tener varios tonos de café, negro o azul, de aparición en pocos meses o incluso años y de un tamaño mayor de 5 mm que va aumentando en pocos meses su diámetro, se vuelve irregular en su forma y sus bordes tienden a ser discontinuos. La lesión que inicialmente era una mancha puede cambiar y aparecer nuevas formas en su superficie como pepitas, alteraciones en la textura de la piel, sangrado o úlceras; puede estar localizada en cualquier parte de la superficie cutánea, rostro y áreas expuestas al sol, tronco, abdomen, extremidades, manos, pies y uñas; también puede presentarse en la mucosa de los labios o genital.
La exposición a la luz ultravioleta UV (componente de la luz solar, luz de día) es el principal factor de riesgo para la mayoría de los melanomas al igual que las lámparas solares o las cámaras de bronceo. Hay dos formas de exposición a la luz ultravioleta, una es una forma aguda e intensa que se relaciona con actividades recreativas y que generan la conocida quemadura solar caracterizada por el enrojecimiento de la piel, ardor e incluso hasta formación de ampollas, especialmente en niños durante la época de vacaciones pero también actividades recreativas como deportes, educación física y otros, ese tipo de quemadura en la piel va acumulando un daño en los melanocitos durante el transcurso de la vida y se va sumando con nuevas quemaduras de la piel y más daño celular hasta que con el paso de los años puede desarrollar melanoma en tronco, abdomen y piernas. La otra forma de exposición solar y que se relaciona con un tipo de melanoma que se presenta en el rostro y áreas expuestas a la luz del (Lentigo Maligno), es la exposición solar crónica que sucede en las personas que por su trabajo deben estar expuestos durante varias horas del día a la luz solar como sucede en nuestros campesinos, llaneros, pescadores, vendedores ambulantes, obreros de la construcción y muchos empleos más que deben desarrollar su actividad durante el día con desconocimiento de medidas de protección.
Otro factor de riesgo para desarrollar melanoma es el tipo de piel, siendo las personas de piel clara, pelirrojos, rubios y de ojos claros quienes por carecer de apropiados niveles de melanina y melanocitos sufren quemaduras con facilidad y tienen mayor riesgo de padecer melanoma, sin embargo personas de piel más oscura aunque el riesgo es menor, pueden presentar melanomas en rostro, palmas de las manos o plantas de los pies.
También es factor de riesgo la presencia de múltiples lunares en la superficie corporal y no se trata de desarrollar melanomas en los lunares sino de ser propenso al melanoma; si además en esos lunares se encuentran algunos que por su forma son diferentes a los demás (atípicos) el riesgo es mayor. En cuanto a los lunares presentes desde el momento de nacer (congénitos) se debe realizar seguimiento médico pues los lunares mayores de 20 cm en su diámetro si tienen un riesgo mayor para desarrollar melanoma.
Haber tenido un melanoma previamente o tener antecedentes de melanoma en la familia en primer grado de consanguinidad; madre, padre, hermano o hijo es también un riesgo para el desarrollo de este tumor; al igual que haber sufrido de otro tipo de cáncer de piel, personas de mayor edad y aquellas con algún tipo de deficiencia inmunitaria son más propensas a este tipo de cáncer de piel.
Ahora bien aunque hay factores de riesgo que no se pueden modificar como la edad, la raza, los antecedentes familiares, para los otros tenemos a la mano una serie de acciones en las cuales podemos intervenir para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de piel de tipo melanoma y no melanoma; la más importante es limitar la exposición a la radiación ultravioleta, a la luz del día en términos prácticos y es algo que podemos lograr con las medidas de protección física como son; uso de sombrero ojalá de ala ancha, sombrilla, uso de gafas con protección UV, camisa y pantalón de mangas largas; en lo posible evitar la exposición entre las 10 am y 3 pm pues es en este horario cuando hay mayores índices de radiación en el ambiente y si laboralmente no es posible se debe buscar la sombra y tratar de permanecer la mayor cantidad de tiempo posible. El uso de protector solar es importante pero debe ser utilizado en la cantidad y la frecuencia apropiada, un protector solar con un factor de protección de 30 o más es recomendable y la mayoría de estos protectores deben ser usados cada 4 horas para asegurar su acción, la presentación en cuanto a crema, loción gel o emulsión debe escogerse de acuerdo al tipo de piel y edad del paciente.
Es muy importante evitar las cámaras de bronceo en especial en personas jóvenes que pueden acumular mucho más daño solar durante el transcurso de su vida; los niños y los jóvenes deben ser un objetivo principal en la prevención y es necesario insistir en evitar las quemaduras agudas producidas en tiempo de vacaciones, en piscinas, ríos, durante las actividades deportivas al aire libre, incluso en el tiempo de educación física se deben acordar horarios y tiempos de exposición al igual que uso adecuado de prendas y protectores solares para estas actividades.
Si una persona tiene una cantidad importante de lunares en su cuerpo o ha tenido antecedentes personales o familiares de melanoma o cáncer de piel es muy importante realizar controles frecuentes con médicos dermatólogos para poder detectar lesiones sugestivas de cáncer de piel de manera oportuna, incluso insistir en el autoexamen que consiste en revisar y reconocer todas las marcas presentes en su piel y de manera periódica estar atentos ante posibles cambios en cuanto a tamaño, forma o color o aparición de nuevos elementos no vistos previamente.
El sol es muy importante para la vida del planeta, conocerlo y aprender a aprovechar sus beneficios es muy útil para hacer de él un buen amigo y no nuestro enemigo.
Leonardo Pulido Prieto
Médico Dermatólogo Oncólogo
Instituto Nacional de Cancerología
Hospital Universitario
Centro Dermatológico Federico Lleras Acosta
Asociación Colombiana de Dermatología.